Puertos Inteligentes o quimeras en el infierno?
Desde hace algún tiempo organismos especializados y empresas de ciber ingeniería han venido desarrollando propuestas para la modernización de los puertos. En realidad se trata de un proceso permanente, diría que incesante, dadas las crecientes y cambiantes exigencias del Tráfico internacional de mercancías y los altos costos que supone una operación lenta, potencialmente insegura o descoordinada entre la multitud de actores intervinientes.
No sólo se trata de ampliaciones físicas (más dársenas, mayores explanadas portacontenedores, más y mejores gruas pórtico, stackers de última generación, arcos de control, etc.) sino fundamentalmente de enfrentar los desafíos tecnológicos de la automatización y gestión digital de operaciones. El ideal a ser alcanzado es lo que en el medio se denomina Puerto Inteligente -o su versión anglófona smart port-.
Es posible articular y conducir esta transformación? Estamos preparados en el Perú para enprender este crucial desafío? Pienso que es impostergable y necesario y, para encaminarnos hacia ese objetivo, requeriremos de un trabajo articulado y sostenido de muchos actores:
· En primer lugar, el compromiso de la administración portuaria, sea privada, pública o mixta, pues se requiere cuantiosas inversiones y un liderazgo potente y sostenido para la gestión del cambio (mejor si está modulado para un horizonte de 30 a 50 años).
· En segundo lugar, el conjunto de autoridades encargadas de aprobar cambios normativos y otorgar permisos y licencias sin dejar de lado que la definición del propósito no solo involucra al administrador portuario sino que impactará en el ecosistema urbano que alberga al puerto y a sus instalaciones complementarias.
· En tercer lugar a la “comunidad portuaria” constituida por los trabajadores, los usuarios vinculados al comercio exterior, los operadores logísticos, las autoridades de control aduanero y sanitario y todos los que prestan servicios para el funcionamiento del puerto.
· En cuarto lugar, la ciudad misma y sus prestaciones en infraestructura, servicios complementarios, seguridad y control de tráfico y, no menos importante, su compromiso con metas para limitar emisiones y generar una dinámica neutra o resiliente frente al cambio climático.
Entonces resulta imperativo comprender que se debe transitar desde una concepción del puerto como unidad empresarial independiente hacia una de estructura colaborativa y compleja más parecida a un nodo logístico digital, transparente y eficiente; una gran comunidad articulada y colaborativa que sostenga la transición hacia el uso regular de inteligencia artificial y aprendizaje profundo -deep learning le llaman- en el uso masivo de datos asociados a rutas, itinerarios, carga diversa, actores, destinos, tiempos de carga y descarga, mareas y pronósticos de clima, tecnologías emergentes, tarifas, tramitología digital y un largo etcétera.
Podremos en el Perú aspirar a lograr este cometido? Tengo la firme esperanza que reuniremos las fuerzas y alcanzaremos los acuerdos y consensos necesarios para encaminarnos hacia ese gran objetivo. Antes de lograrlo debemos dejar atrás el infierno gubernamental en el que hoy nos encontramos, remontar el divorcio entre la ciudad real y las infraestructuras portuarias y aeroportuarias que ésta alberga, renovar la vocación de ser el principal hub de la región y dar paso a la ciencia y tecnología dejando de lado la infernal mezquindad de cientos de funcionarios que nunca debieron serlo.