Corredor Tacna - Arequipa: tercer capítulo de la reforma del transporte público en Lima
Todos los habitantes de nuestra
ciudad coincidirán en la necesidad de reformar el Transporte Público (TP)
orientado a mejorar radicalmente la calidad del servicio, disminuir la
inseguridad asociada a los accidentes y
convertirlo en previsible y confiable. Resulta difícil encontrar disidencias al
respecto.
El gran cambio del TP se inició
la década pasada con la implementación del Metropolitano[i]
(cuyo antecesor inmediato fue la propuesta de LIMABUS formulada en la
administración del ex alcalde Andrade) y continuó, de cerca, con la
inauguración del servicio de la línea 1 del Metro (tren urbano) que hoy está a
punto de operar en toda su extensión. Estos
servicios corresponden a los dos primeros capítulos de la reforma y son sistemas
especializados de transporte masivo. Supusieron y suponen un cambio radical en
los usos y costumbres de usuarios y de las empresas prestadoras. También significan
un importante aporte en materia
ambiental pues usan fuentes de energía más limpias y transportan, en promedio,
más del triple de personas por unidad de locomoción ocupando sólo una pequeña
porción del sistema viario metropolitano si las comparamos con los servicios
tradicionales.
El sábado 26 se iniciará, en
prueba, el tercer capítulo de este necesariamente largo proceso de cambio.
Empezará a funcionar el corredor complementario[ii]
-mixto y liviano- de las avenidas Tacna, Garcilaso de la Vega, Arequipa. En
teoría los viejos y contaminantes vehículos de todo tamaño y colorido variado
serían reemplazados por una menor cantidad de buses azules de 12 metros
operados con matriz de combustible euro 3 pero “usaditos”. Luego de un demorado
proceso de licitación han quedado 2 empresas consorciadas que reúnen 22
antiguas rutas (5 troncales y 17 que funcionarán como alimentadoras más
adelante) quedando 58 rutas adicionales fuera de este corredor complementario.
Deseando que este tercer capítulo
aporte en el sentido de la reforma integral y duradera del transporte público, ofrezco
algunos temas que deben ser considerados y/o resueltos para que este esfuerzo llegue a buen puerto y, así,
todos los usuarios podamos gozar de la diferencia.
1) El
corredor mixto y liviano que se postula debiera tender a ser exclusivo (por
ejemplo, sin el enjambre de taxis informales que circulan y compiten con los
buses haciéndolos más lentos) y debiera ajustarse el diseño para que la
infraestructura contribuya a la regulación y el cumplimiento de las nuevas
reglas de operación. El éxito de los sistemas modernos de TP depende, en
magnitud importante, de las condiciones físicas que evitan inconductas tanto de
choferes como de usuarios. Características tales como carriles segregados, paraderos distanciados
y especiales, puertas a la izquierda, dificultad para el sobrepaso de buses, refuerzo
de la señalética pensando en la circulación peatonal y otros no son mera
propensión al gasto público.
2) Como
ocurre con los impuestos, los ciudadanos que usan el TP reformado tienen la
justa expectativa de ser atendidos por una flota de buses nueva y diferente de
la tradicional. Que además de limpia -por dentro y fuera- y silenciosa –sin
bocinazos ni escapes libres- preste el servicio sin gritos de cobradores y
dateros y con las puertas cerradas. No obstante, la información disponible
indica que serán “140 buses” pintados de azul y con una antigüedad menor a los
20 años! Pero dotados de GPS (según reportaje e infografía de El Comercio 19 de
julio de 2014) y, presumiblemente, de cobradores. Pretender novedad y limpieza
no es un capricho. Es parte constitutiva del nuevo contrato social que se
anuncia y que es el único capaz de producir el cambio cultural entre usuarios y
transportistas. No debe olvidarse que estos sistemas exigen de los usuarios
caminar un poco más (bueno para la salud), calcular sus tiempos y conexiones y
pagar un mayor pasaje agregado.
3) Resolver
en muy breve plazo el tránsito del modelo clásico de pago en efectivo y dentro
del bus hacia un modelo de recaudo metropolitano único que permita, con un solo
instrumento o tarjeta pagar los viajes y trasbordos multimodales de todo el
sistema reformado. Resultará absurdo licitar un tercer modelo de recaudo que
complique la duplicidad prexistente entre el Metropolitano y el Metro.
4) La
prensa informa que entre 300 y 500 fiscalizadores municipales ayudarán en la
implantación del corredor liviano. Eso indica, como en todos los casos
anteriores, que la tarea no será fácil pues se trata de cambiar (malas)
costumbres muy arraigadas en la población. Convendrá actuar con firmeza y
serenidad, ojalá que con decidido apoyo de la PNP, desde el primer minuto en la
tarea fiscalizadora pero sin olvidar, en paralelo, la indispensable presencia
de personal orientador que conozca con precisión qué líneas atienden qué paraderos
y con qué frecuencias, qué opciones de conexión y precios ofrece el nuevo
corredor, horarios y demás. Y en especial, ¿dónde se reciben quejas y
sugerencias?
Mantengo el optimismo por la
transformación progresiva de nuestra ciudad. Lima lo merece y confío en que las
autoridades chalacas comprendan la complejidad del emprendimiento metropolitano
y se sumen a él. Quedan muchos cabos sueltos que se irán disipando los próximos
días. Menciono dos: ¿se mantendrá el exitoso ciclodía dominguero? Apostaría que
sí. Los vetustos vehículos excedentes, ¿serán convertidos en chatarra? Eso
esperamos.
© Ciudad Nuestra
[i]
Para mayores detalles se puede revisar
“Primer año del Metropolitano razones para celebrar y reflexionar” en rafaelgarciamelgar.blogspot.com
[ii]
Según Protransporte “el sistema de corredores complementarios se encuentra
definido como la prestación del servicio de transporte público en corredores
exclusivos o mixtos, con operación y recaudo centralizado, estando normado por
la Ord. N°1613 y por las disposiciones que regulan el Sistema de Corredores
Segregados de Alta Capacidad, en lo que resulte aplicable”. Como se aprecia, la
definición es medio prestada, medio imprecisa y, en suma, no desarrolla el
concepto “complementario”.
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