La herencia de Castañeda: la cultura de media caña

Estaba aún emocionado por el triunfo electoral y tratando de imaginar los retos de un nuevo gobierno urbano abierto a la ciudadanía y dotado del optimismo de quien no le debe nada a nadie, cuando escuché a Marco Parra en el programa Hora N del último jueves 28 de octubre. Allí se esforzó por comunicar lo que consideraba la herencia de los últimos 8 años de gestión municipal y sostuvo:
1) Que le dejan a la nueva alcaldesa el proyecto de iniciativa privada llamado “línea amarilla” que permitirá conectar Surco con el Aeropuerto del Callao en sólo 18 minutos. Por cierto omitió que se trata de una iniciativa privada para construir una nueva vía expresa por el cauce del Rímac y a lo largo de la Av. Morales Duárez orientada básicamente al vehículo privado y no al transporte público masivo. Olvidó decir que costará como 700 millones de US$ que, como Lima no dispone de ellos, la empresa privada los aportará a cambio de un retorno multiplicado que se obtendrá por la entrega de nuestro mejor peaje a un plazo de 30 años a partir del 2013. Olvidó decir también que construir un nuevo viaducto es reforzar la matriz de uso de vehículos privados e incrementar la congestión general si no se adoptan, en simultaneo, medidas de racionalización del tráfico, precios de congestión y prioridad del transporte público masivo (no combis ni custers claro está).

2) Que dejarían dinero para inversiones en 2011 por un total cercano a los 220 millones de soles pero omitió señalar que esta suma representa menos de la mitad del dinero disponible anualmente para inversiones que existió durante los últimos cuatro años y que, además, se trata de un conjunto de asignaciones presupuestales determinadas que pueden ser modificadas pero sólo luego de un complicado y engorroso procedimiento que supone nuevos estudios y expedientes técnicos lo que puede tomar, fácil, un año más. En suma, habrá dinero pero para ejecutar las obras e infraestructura que priorizó la gestión de Castañeda con la que no siempre coincidirán los técnicos de Villarán.

3) Que nos deja el Mercado Mayorista de Santa Anita listo pero olvidó añadir que vacío. Vale recordar que sólo se ha construido –y muy lentamente- la denominada primera etapa del nuevo mercado pues luego de la recuperación física del terreno, se retrocedió en la estrategia de sacar a licitación pública su desarrollo integral. Sólo se han construido 6 pabellones con un diseño insuficiente para una operación logística adecuada (debiera aceptar doble circuito abastecimiento y despacho sin que la dinámica interior colapse o se obstruya, sistemas de almacenamiento en frío, de empaque, zona de servicios complejos, etc.). Omitió indicar que el proceso de transferencia efectiva de comerciantes estaba congelado a la espera que las nuevas autoridades se encarguen de esa “perita en dulce”. En resumen, nos dejan una herencia doblemente compleja pues ni resolvieron la tragedia del actual centro mayorista de La Parada ni desarrollaron de manera completa el nuevo Mercado. Tampoco está resuelto el flujo de acceso y salida de camiones de Santa Anita pues la Carretera Central está, como todos sabemos, colapsada.

4) Enfatizó que el Metropolitano que va de Chorrillos hasta Comas (debió decir hasta Independencia pues para llegar a Comas los usuarios deben trasbordar al servicio de buses alimentadores norte –que aún no funciona- y pagar el pasaje adicional de 80 centavos) ya está operando a plenitud. La verdad es que, siendo un revolucionario sistema de transporte público masivo para Lima, aún no opera a plenitud pues no está terminada la construcción del patio terminal norte que albergará la mayor cantidad de buses y tampoco está lista la red de alimentación norte razón por la que no opera el sistema complementario de buses en dicha zona. Hoy el Metropolitano funciona con menos de la mitad de la flota de buses articulados, no genera la información pública que estos sistemas generan en todas las ciudades donde funcionan, no cuenta con el servicio de alimentación en la zona norte y, la cereza, aún está pendiente la cancelación de la deuda a las empresas operadoras por los gastos incurridos en la etapa de prueba y marcha blanca. No menos importante es que olvidó decir que el compromiso de retiro del servicio de transporte que opera en la zona de exclusión del Metropolitano no se ha cumplido a pesar de existir acuerdos firmados con las empresas tanto para rutas alternas como para fusionar rutas. Este extremo es delicado pues atenta seriamente contra la posibilidad de arribar al funcionamiento de equilibrio del sistema el mismo que requiere duplicar el volumen de pasajeros/día alcanzado hasta el momento. Tarea impensable e imposible si no se respeta la condición contractual de exclusividad en su recorrido. Este sistema en el que la ciudad ha invertido cerca de 300 millones de dólares, debiera ofrecer excelencia en todo sentido de modo que ocurra el efecto multiplicador que permita el desarrollo de nuevos corredores complementarios tanto por iniciativa pública como por la privada. Tareas pendientes entonces para el nuevo gobierno.

5) Que se han renovado y semaforizado avenidas metropolitanas importantes lo que es verdad a medias pues Parra silenció que la operación de los sistemas inteligentes está obstruida sistemáticamente por la policía que no permite encender importantes intersecciones, mientras la ciudad padece la arbitrariedad del criterio policial para dar preferencia a una avenida sobre otra durante prolongados minutos. La administración Castañeda invierte pero no confronta de modo que hoy tenemos semáforos inteligentes manejados y entorpecidos por policías no tan inteligentes. Nos heredan la ardua pero indispensable tarea de repensar un sistema de control eficiente del tránsito metropolitano y desterrar la mala costumbre urbana de suprimir semáforos cada vez que el alto mando policial le provoca.
En muchos otros aspectos cruciales de la vida urbana como son la cultura (hoy opacada por el debate sobre el rol municipal en la educación que tan sólo es uno de los diversos aspectos de la inversión cultural), la convivencia y seguridad ciudadanas, las prioridades ambientales, el desplazamiento ordenado de las mercancías y la carga, la articulación en base a planes transversales conjuntos con el Callao y un etcétera más largo que corto, el teniente alcalde no tiene nada que decir en gran medida porque el régimen saliente abdicó en dichos asuntos. Está todo (o casi) por hacer. Estamos avisados los limeños y limeñas: esta es la herencia de una gestión que obtuvo más recursos que ninguna otra en la historia pero que decidió no debatir con el gobierno nacional, que le incomodó defender la autonomía metropolitana, que insistió en prescindir del consenso y que se aisló en una suerte de autismo gerencial según el cual se gobierna con obras. Así, las puertas y ventanas del edificio municipal permanecen cerradas impidiendo la entrada de aire fresco.

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