El salto cultural que necesitamos
La novísima ley aprobada en el Congreso de la República sobre penalización a las infracciones cometidas por peatones es un paso en la dirección correcta. La imprudencia y temeridad de algunos peatones debe sancionarse. Sin embrago, no es suficiente pero suma. Veamos. La trama y dinámica urbana de la calle es el resultado acumulado de múltiples interacciones y adaptaciones. En ella se confunden los transeúntes con los vehículos y todos los que trabajan en el espacio público. No todo lo que sucede en ella es “regulable” ni es susceptible de operar bajo reglas conocidas de antemano. La calle es un escenario de conflicto. Pero lo es porque, además de la diversidad de usos simultáneos que la convierten en compleja y congestionada, no están definidas (ni interiorizadas) claramente las preferencias: ¿Quién tiene prioridad: el peatón, el vehículo privado, el vehículo de transporte público, la bicicleta? Nadie lo sabe a ciencia cierta. La intuición nos indica, y la realidad nos muestra, que lo...