Apagón
En la mañana del sábado último, al revisar Perú 21, diario predilecto de mi familia desde que apareció hace 6 años, me encontré con dos sorpresas. La primera fue que esa edición no trajo la Columna del Director que cotidianamente Augusto Alvarez Rodrich escribía con agudo acierto y destacable independencia. La segunda, inexplicable y desalentadora, el “aviso” de los editores agradeciéndole a AAR por los servicios prestados.
Un director y gestor entusiasta como lo fue AAR merece mucho más. Una fría nota escrita con anodina distancia, da cuenta que Augusto “deja la dirección de Perú.21”. Ni explica ni resiente su partida. Pareciera más bien que los dueños se sintieran liberados finalmente de un intruso con pensamiento propio que, por razones aún no expresadas, ya no estaban dispuestos a tolerar.
Hoy domingo, tercos, insistimos en comprar el tabloide. La sorpresa de ayer se convirtió en evidencia penosa. Ya no hay director independiente y peleador pero tampoco hay columnistas. La edición de hoy es raquítica y lamentable. Las columnas y páginas más respetadas (Basombrío, Bruce, Rospigliosi, Palacios, Pedraglio y muchos otros) desaparecieron en muda expresión de desconcierto por un lado y de solidaridad por otro.
La única y memorable excepción que sorteó los reparos actuales, y que confirma la regla, es la caricatura de HEDUARDO que “felicita Rómulo León por descubrirnos que la libertad de expresión sólo es una ficción”.
No cabe duda que se trata de un nuevo apagón en nuestra historia republicana. Y desde aquí le enviamos, mi familia y yo, un fuerte abrazo a Augusto y el reconocimiento cariñoso a su gran labor. Nos volveremos a encontrar, no cabe duda.
Un director y gestor entusiasta como lo fue AAR merece mucho más. Una fría nota escrita con anodina distancia, da cuenta que Augusto “deja la dirección de Perú.21”. Ni explica ni resiente su partida. Pareciera más bien que los dueños se sintieran liberados finalmente de un intruso con pensamiento propio que, por razones aún no expresadas, ya no estaban dispuestos a tolerar.
Hoy domingo, tercos, insistimos en comprar el tabloide. La sorpresa de ayer se convirtió en evidencia penosa. Ya no hay director independiente y peleador pero tampoco hay columnistas. La edición de hoy es raquítica y lamentable. Las columnas y páginas más respetadas (Basombrío, Bruce, Rospigliosi, Palacios, Pedraglio y muchos otros) desaparecieron en muda expresión de desconcierto por un lado y de solidaridad por otro.
La única y memorable excepción que sorteó los reparos actuales, y que confirma la regla, es la caricatura de HEDUARDO que “felicita Rómulo León por descubrirnos que la libertad de expresión sólo es una ficción”.
No cabe duda que se trata de un nuevo apagón en nuestra historia republicana. Y desde aquí le enviamos, mi familia y yo, un fuerte abrazo a Augusto y el reconocimiento cariñoso a su gran labor. Nos volveremos a encontrar, no cabe duda.
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